El desprestigio de Nikki Haley

Pero la Sra. Randhawa se sale del camino. A los 24 años, se casa con un hombre blanco. Un año después se convierte al cristianismo, adoptando la fe de su marido. Su mayor pecado étnico, sin embargo, fue unirse al Partido Republicano. Dos tercios de los indios americanos se identifican como demócratas, y cuatro quintos votaron a Hillary Clinton en 2016. Compárese con los hispanos, de los que casi un tercio se decantó por Donald Trump. Sólo los afroamericanos, entre las minorías de Estados Unidos, son más monolíticamente demócratas que los indios.

La señora Haley, ex gobernadora de Carolina del Sur, es una seria aspirante a la candidatura presidencial de su partido en 2024. En la Convención Nacional Republicana de esta semana, se alejó del tono estridente de muchos otros oradores. La de Estados Unidos «es una historia que está en progreso», dijo Haley, subrayando la necesidad de hacer el país «aún más libre, más justo y mejor para todos». Ella era «la orgullosa hija de inmigrantes indios». En un eco del elogiado saludo de Kamala Harris a su propia madre india en la Convención Nacional Demócrata, Haley dijo: «Mi padre llevaba un turbante. Mi madre llevaba un sari».

Tras su intervención, tuiteé que me había gustado su discurso. Pronto recibí una respuesta de una mujer indio-americana que ha sido una destacada funcionaria de la ciudad de Nueva York. «No estoy de acuerdo», escribió. «Ella reescribe las cosas para servir a sus intereses».

¿Cómo es eso? pregunté. «Bueno, ella anglicizó su nombre para poder presentarse a las elecciones». Añadió después que la Sra. Haley ha estado «blanqueándose intencionadamente para el consumo y la aceptación del público». Y adscribiéndose ciegamente al mito de la meritocracia».

En respuesta a una frase del discurso de Haley – «Estados Unidos no es un país racista»- un grupo llamado South Asians for Biden tuiteó: «Si Estados Unidos no es racista, ¿por qué Nimrata Haley se sintió obligada a cambiar su nombre por el de ‘Nikki’? «El grupo borró después el tuit. Facebook también estaba lleno de observaciones de este tipo por parte de los indios-americanos.

Los etnócratas liberales indios-americanos llevan mucho tiempo alegando que la preferencia de Haley por un nombre que a muchos estadounidenses les resultaría más fácil de pronunciar es una forma de autodesprecio, una prueba de su deseo de borrar su condición de india. Esto refleja la creencia de que, si bien es conveniente que Estados Unidos se adapte a los inmigrantes, de alguna manera está mal que los inmigrantes tengan que adaptarse a Estados Unidos. También les sugiero que repasen sus idiomas. «Nikki» es una palabra punjabí que significa «pequeña» y que se utiliza a menudo como término cariñoso para la niña más pequeña de una familia sij. (Un niño pequeño sería «Nikku»)

Lejos de cambiar su nombre para encajar -lo que, seguramente, sería una decisión suya y de nadie más- la Sra. Haley ha utilizado un nombre que sus padres le otorgaron al nacer. «Nikki es mi nombre en mi certificado de nacimiento», tuiteó en mayo de 2018. «Nací como Nimarata Nikki Randhawa». Se casó con un hombre llamado Michael Haley, convirtiéndose en Nikki Haley. Millones de mujeres casadas toman los apellidos de sus maridos. Sugerir que la señora Haley está intentando pasar por blanca -y enterrar su propia identidad en el proceso- no solo es desesperadamente exagerado. Es racista.